Un superviviente, obligado por el sistema, denunció a su hermano y a su madre que fueron ejecutados por intentar escapar
Los desertores norcoreanos Kang Chol-Hwan y Shin Dong-Hyuk hablan en Ginebra.
Los campos de prisioneros en Corea del Norte son un mundo de tortura y de trabajos forzados, según dos exdetenidos que presentaron testimonio en Ginebra durante una reunión sobre los derechos humanos organizada por diversas ONG.
"Yo vi todos los días actos de tortura, así como personas morir de malnutrición y de hambre", declaró Kang Chol-hwan. "He visto morir a muchos amigos, y yo mismo estuve a punto de morir de malnutrición", afirmó. Kang, de 43 años, estuvo internado en el Campo 15 con su familia cuando era niño, y permaneció allí diez años.
Shin Dong-hyuk, de 30 años, estuvo detenido en el Campo 14, donde nació y pasó los 23 primeros años de su vida. Allí fue torturado y obligado a realizar trabajos forzados, antes de evadirse, hace siete años. Shin es la única persona conocida que nació en un campo norcoreano y logró escapar. Narró su historia en un libro publicado por el periodista Blaine Harden, titulado 'Escape from Camp 14'. El Campo 14 es un gigantesco centro de trabajo, formado por varias "aldeas", pero también por fábricas, granjas y minas.
Unos 200.000 internados
Según el Comité por los Derechos Humanos en Corea del Norte, una organización no gubernamental (ONG), unas 200.000 personas se encuentran internadas en campos en Corea del Norte. Según esta fuente, unas 400.000 personas murieron allí debido a las torturas, el hambre, las enfermedades o ejecutadas.
El padre y el abuelo de Shin fueron enviados al campo después de que dos de sus tíos escaparon a Corea del Sur. Shin debía pasar toda su vida preso debido al sistema norcoreano de "culpabilidad por asociación", que castiga a tres generaciones de una misma familia cuando un miembro de esta familia cometió una falta.
En esos campos donde no señalar las malas acciones de otros prisioneros puede ser castigado con la muerte, Shin reveló a un guardián, a los 13 años, según su relato, los planes de evasión de su madre y de su hermano mayor, y no sintió remordimiento alguno cuando asistió a su ejecución.
Shin confiesa que jamás sintió afecto por ellos ni por ninguna otra persona en ese campo, donde cada individuo era un competidor potencial por la escasa ración de papilla de repollo que permite sobrevivir a los prisioneros. Pero las cosas cambiaron desde que salió del campo. "Ahora me doy cuenta de que los quería", dijo.
Shin dice que no tenía noción alguna del mundo exterior hasta que conoció a un prisionero que había vivido en el extranjero y que le describió todos los alimentos que había saboreado allí. "Yo no comprendía en lo absoluto lo que era la libertad, me fugué únicamente a causa de la comida", explicó.
Shin, que ahora vive en Corea del Sur, trata de hacer conocer mejor las condiciones de vida en los campos norcoreanos. Durante su entrevista, los dos exprisioneros, que hablaron en coreano y cuyas declaraciones fueron traducidas por un intérprete, llegaron a comparar el sistema de los campos de concentración norcoreanos con los campos de exterminio nazis. "Básicamente, es lo mismo que en Auschwitz", afirmó Kang. "Quizás los métodos sean diferentes, pero los efectos son los mismos, es monstruoso", exclamó.
Después de hablar con Shin, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navy Pillay, lanzó un llamamiento pidiendo una investigación internacional "sobre una de las peores" situaciones en el mundo.
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